miércoles, 26 de diciembre de 2012

Escondrijos entre disfraces

Todo estaba como boca cerrada, sin embargo no le temía ni al silencio ni a la oscuridad y por ello, no podía ser un problema mayor. Lo que parecía inquietarle era no salir nunca de su refugio que resultaba ser tan cálido como para tumbarse en él y dejarse morir, asunto que preocuparía a cualquiera. Bueno, a cualquiera que fuese sensato sin una vida desdichada e instintos suicidas.

El muchacho pretendía seguir soñando, estaría aún dormido si no hubiese sido por el extraño hedor. Un hedor que desagradaría a cualquiera. Al abrir los ojos el lugar seguía teniendo un aire familiar, pero el hedor permanecía intacto, en un recóndito lugar debía de estar descomponiéndose algo, quizás se trataba de una manzana, no era la primera vez ni la segunda que le pasaba. Una oscuridad profunda  atiborraba la habitación, era imposible visualizar bien las cosas, pero recordaba haberse dormido después de las múltiples cenas que se ha dado este último tiempo en su dormitorio o "refugio" como le gusta llamarlo. Si es verdad, el muchacho había estado siendo un completo antisocial, hasta él lo pensaba de vez en cuando, pero nada le agradaba más que esconderse entre las sábanas. 

Había un problema, quizás el hedor implicaba algo mayor que la descomposición de una fruta, quizás se trataba de un ratón debajo del polvo y los calcetines sucios. Era probable, pues él sabía que no había limpiado desde el Lunes pasado y eso conllevaba a una rebelión de arañas y telarañas por todos lados. 

Si efectivamente era un ratón no podía permitirse caer en la desesperación, hizo una pausa y trató de no dormirse, pero le fue inevitable. Cuando despertó por segunda vez el oculto y escondido hedor se había delatado. Recordó su ausencia en la madriguera y el desastre que se encontró a su regreso, los olores aún quedaban. Se sintió apenado por ser un humano por tan poco, aunque se tratara de una ilusión el disfraz no fue suficiente y la madriguera tampoco, pero tenía buenas zanahorias para aguantárselas un rato. 

CAMI.

martes, 18 de diciembre de 2012

Soy una hipérbole

Sentirse amenazado por esos acertijos que la razón dicta como correctos resultan ser cada vez más latentes. Es inusual que no titubeara desde un comienzo, no por ello imposible, mi prioridad se dirige al sentir más que al pensar. Sufro de una discordancia que no sé resolver.  El tiempo no me habla y se cerraron las puertas de la fuga. El seguir no es el problema, el final lo es. Lo conozco, lo he visto otras veces más de lo que hubiese deseado. Indiferencia y desamor, el viaje va hacia allá. Sentimientos intensos pero fugases. Esta vez depende de la razón, parece extraño, pero el sentir no tiene nada nuevo que enseñarme. Soy una hipérbole, una exageración. No tengo identidad por mi misma más que la de una figura literaria que está para adornar la situación. 

CAMI.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Vía insegura

Fueron cientos de mensajes, miles de palabras y millones de pulsaciones. Teclas que al final acumularon horas invertidas. El tiempo se hizo presente en dos dimensiones, la real y la no tan real, las mismas dimensiones de las cuales cuestioné su existencia. ¿Había una tal "realidad"? 
Lo real si es que efectivamente existía me parecía rutinario y difuso, si aquél cosmos se tratara de ficción, probablemente hubiese dibujado un país de las maravillas para mi misma, un tanto egoísta. Por el contrario, lo no tan real fue inesperado, resultó ser el empujón diferente al diseño de todos los fines de semana y como todo acto inesperado lo seguí.

Jamás me he permitido caer en lo que sigo, sin embargo mi obstinado ser lo hace de todas formas. Dudo de las respuestas incorrectas y a quedarme vacía en el interior. Qué pasaría si caigo en una ilusión que acarrea desilusiones y con ello me consumo de a poco hasta apagar por completo ese motor.

Si se tratase de ficción me temo que no escogería nada, no tendría por qué hacerlo. Si aquella realidad realmente existiese yo sería feliz.

CAMI. 

jueves, 29 de noviembre de 2012

Desorden

Cuando mi mente está hecha no sé sentir, ni pensar y menos actuar. Se esperaría que como todas las cabezas   hechas la mía fuera ordenada, sin embargo hallamos lo contrario, tal desorden, mi desorden, me lleva a no saber absolutamente nada más de lo que puedo encontrar en los libros. Suelo coexistir con el desorden a diario, nutrirlo con ideas nuevas y confundirlo cada vez más. Pensamientos mezclados es lo único que deja, desearía que dejara aunque sea un recuerdo de cortesía, después de todo es una visita frecuente. Hay veces en que todo parece perfecto, mi mente está libre de ese circo escandaloso y mis ambiciones se hallan nítidas. Hoy no es ese día, pero por más extraño que parezca estoy satisfecha, incluso feliz, quizás el desorden nunca fue dañino, quizás sólo confunde pensamientos y deja libre el paso a las emociones que actúan como si tuvieran vida. 

CAMi. 

lunes, 26 de noviembre de 2012

Sin memoria no hay color de rosa

La luz cegadora permanecía intensa, cerré los ojos un instante, estaba fatigado,  jamás había echado un vistazo a mi interior por más de diez minutos y tal acto había despertado curiosidad desde mis orígenes. Me sentía extrañado e intrigado, parecía una especie de visitante y no un dueño de su propio cuerpo. Por un lado, divisaba mi lengua que articulaba palabras como "no todo es color de rosa", aún cuando en un principio lo parezca, insistía en anunciar lo contrario, y por otro,  me observé a mi mismo, escribiendo encorvado y de forma angustiada, arrancando papel por papel algo que parecían ser recuerdos, los que arrojaba al piso de forma brusca y desconsiderada. 
-No te inmutaste con nada, me decía, pero aquí estamos los dos ahora. Sabía que vendrías, continuó, pero llegas tres días tarde. 
Prácticamente me hablaba lo que se conocía como alma, posteriormente como mente y actualmente como conciencia. Percibía cierta indiferencia de su parte, estaba indignado de mi y quizás tenía razón para estarlo, pero yo no podía permitírselo ¿o si? ¿desde cuándo se ha visto que una conciencia tiene mayor importancia que todo el ser? y ¿desde cuándo se ha visto que el ser es mayor que su conciencia? ¿Qué sería yo sin mi conciencia? Un ser sin culpa, un ser sin mente, un ser sin alma, un don nadie, o  mejor dicho, un Señor X. 

Siempre supe que había sido el Señor X desde las penumbras, al principio creí tener algo que acabaría con los vacíos, esos que todos han visto y que yo nunca pude ver, sin embargo aquellos algos se fueron reduciendo por si solos, y ahora mi anticonciencia (si se puede llamar así) se encargaba de realzar lo que había estado ocultando por dos décadas y media. Así es, creo estar seguro de tener veinticinco, una experiencia de cuarenta y dos y un vocablo de un chiquillo de quince. Soy de indignar, no por ello, dejaría a mi anticonciencia burlarse de mi. 
Estaba eliminando mis recuerdos, esa arrogante y grosera anticonciencia.

Recuerdos que marchaban, martirios que llegaban, cada vez me sentía más y más cansado, estaba débil y la fatiga me era insoportable. Mi memoria se estaba vaciando. ¿Qué recuerdos me quedaban ahora? 
En realidad creo que ninguno, en lo profundo del fondo, vislumbré un brillo rojo, parecía algo delicado, como esos adornos que se cuidan como trofeos. Que se pulen a menudo. Que se miran pero no se tocan. Intenté acercarme, extender mi ojo de ave para observar mejor, me era familiar, creo saber de dónde viene, pero ¿qué podía ser? A lo lejos unos sonidos provenían de allí en el fondo. Estaba sobresaltado, el alboroto me tenía agitado y no por ello, la curiosidad disminuía, todo lo contrario. De pronto, había llegado la infeliz.

-Lo recordarías si hubieras llegado antes, me dijo,  tres días antes para ser exactos, hoy día está marchita y no queda más remedio que botar todo a la basura, decía mientras barría los recuerdos destrozados que permanecían aún en el piso y el corazón había dejado ya de latir. Siempre es a mi a quien le toca eliminar tus desastres, querido amigo. 

CAMI.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Utopía

Levanto la vista por vez primera y denoto algo extraño, algo que no había observado otras tantas veces, un insignificante detalle. Mi respiración parece tranquila, lo bastante como para llegar a la conclusión de que estoy saludable, mera casualidad. Por sobre mi hombro, reposa un hilo azul que corresponde al asiento que comienza a deshilacharse. Por la ventanilla la vista ha de verse hermosa, sin embargo la he mirado tantas veces que nada me parece ajeno. Como es usual en los días de semana, el tren marcha por las vías atravesando cerros que se aproximan a la costanera. Le llaman "el lejano oeste" o eso dice la gente, quizás por su carácter desolado y silencioso. A lo lejos se observa la carretera despejada con unos pocos autos fugaces. Mi vista se detiene un segundo, mis pupilas se agrandan como si estuviera entre sombras, y los cerros se alejan. Estoy en el vació, aquél absurdo momento en que piensas de modo confuso y paradójico y al mismo tiempo no piensas nada porque estás en el vacío. Pronto vendrán las imágenes, en la espera se escucha una melodía metódica, de esas que seguro terminaré tarareando en tiempos inoportunos. Recuerdos llegan y no de hace mucho, me temo que de eso se trata todo, los vivo como si nunca hubieran ocurrido, recuerdo despacio, saboreo. En realidad vivo una ilusión. Lo que parecía antes real, ahora no era más que una utopía. Y lo odio. 

CAMI.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Ritmo italiano

Hacer de anfitrión (o anfitriona en mi caso) al día siguiente siempre es extraño. No necesariamente incómodo. Solo raro. Por un lado, tenemos al extranjero que amanece en un lugar nuevo (la mayoría de las veces la situación da para sentirse extraño) y por otro, al dueño de casa que se dispone a ser hospitalario y afable. Y aún más ajeno, está mi persona, quien procura no intentarlo demasiado; pues en general, mi leve inexperiencia resulta ser algo amigable; no saber con certeza que decir, hacer o incluso pensar pareciera que es mucho más natural que intentarlo demasiado. Por tanto, mi consejo es no hacer nada nunca, quizás de un modo no tan drástico resulte mejor. De todas formas, esto no pasaría si se tratará de mis cercanos, ellos mismos pueden servirse a su gusto, en cambio, a los invitados se les sirve. Lo mejor era preparar el desayuno y encender el equipo, aún cuando la música (mi música) fuera una combinacipon de sonidos italianos, ritmo italiano. Como es costumbre en la gente elaborar listas mentales con ideas y proyectos que algún día esperan ser cumplidas (y ansío a que así sean), me puse a repasar las opciones para el preparado: tostadas con huevos y queso. Simple, pero sabroso. Y mi acompañante, quien jamás había estado en mi casa antes, se adapto bastante y cooperó lo suficiente.  Al principio el silencio exagerado y la conversación forzosa resultaron ser lo bastante inquietante para que la visita emitiera la nefasta frase "me voy antes de las diez", evento que jamás ocurrió, pues nos dieron las una con charla continua, tecitos calientes y risotadas desquiciadas, que se daban de vez en cada tanto. 

CAMI.

domingo, 26 de agosto de 2012

Saco de papas

Eran pasadas las tres de la madrugada cuando caí en cuentas de que estaba frágil, callada y reservada. Había permanecido tirada en mi alcoba por más de seis horas y no conseguía mover ni el menor músculo. Debía de estar muriéndome. Recuerdo haber caído impetuosamente como un sólido y suculento saco de papas: estaba rígida y no podía ni dormir, las papas tampoco, les había interrumpido todo sueño acogedor. Ojos, manos, dedos, pies no hicieron nada. Si muriera ahora nada pasaría. A lo lejos, se vería una muchacha demacrada con las pupilas bien abiertas y el cabello revoloteado. Fantástica escena. Me eché a dormir.
Desperté somnolienta, estaba cansada y había estado soñando que repetía el año, que debía vender parches curitas en las calles y que tenía el cabello como el tío cosa de los "Locos Addams", en realidad estaba soñando estupideces. Lo que tenía lo conocía bien para darme cuenta de lo que pasaba, era el famoso desgano, un conflicto eterno con la desmotivación donde hay veces que suele vencer y dominarme. No debía dejar que está vez pasarq, debía ser firme y soportarlo. "Podemos hacer yoga, actividades interesantes y que ciertamente nos motivan" me dije para mi. ¿Qué frase reconfortante era ésa? Una pésima línea. Caí otra vez en mi cama como un saco de papas y esta vez  me fue inevitable. 

CAMI.

martes, 14 de agosto de 2012

Mujer despiadada, homicida y elegante

Las cebollas me sonrieron en una fracción de segundos, pronto se atenuaron hasta apagarse por completo. Quizás mi sonrisa también se hubiese debilitado si sobre mi se hallará un punzante y amenazador cuchillo. Por supuesto que las entiendo, pero tenía que hacerlo, cómo comería sino, ellas vieron su muerte como yo mi comida. No puedo creerlo, pero soy una asesina. Jamás me había visto a mi misma como una homicida y aún así soy responsable de su muerte. Y lo peor de todo es que no paré, no me bastó con la muerte de las cebollas, tuve que continuar; como cualquier criminal en serie no me detuve hasta que los pimentones, los dientes de ajos y los champiñones fueran descuartizados. Visualizar en trozos cada una de sus partes fue mi mayor deleite. Infortunados estaban los pobres; tirados, aceitados, hirviendo en el sartén de teflón, comenzaban a emerger el exquisito aroma a vegetales cocidos. Una esencia inigualable. Y no siento culpa, ni la más mínima y si la he sentido fue una mera debilidad, no dejaré que pase de nuevo. 
La falta de culpa, no se debe a que sea una homicida, todos saben que a los despiadados asesinos los carcome la culpa por dentro, los intimida desde el interior y a los más frágiles, por no decir cobardes, la culpa les gana, dejando rastros del crimen ya no tan perfecto. Como decía, no se debe a que sea una homicida, la culpa para mi no existe y lo único que me carcome por dentro son las ansías. Tampoco es el hecho de que sea una asesina de vegetales, por muy vegetales que sean éstos, los maté y murieron sin dignidad. Se debe a la etiqueta de mujer elegante. Aún cuando no me agradan las etiquetas y claro, no me atrevería añadirme tal, las mujeres elegantes tienen razón, la culpa es de la víctima y pintarse las uñas cuando se usa guantes, en eso también tienen razón. 

Serví la mesa cerca de las dos, mis familiares comieron los cadáveres sazonados sin notar el menor indicio de qué fui yo quien los mató. No tenía culpa para evidenciarme, solo ansías de devorar y la culpa era de mis víctimas y ellas ya estaban muertas

CAMI.

domingo, 15 de julio de 2012

Costumbres

La ingestión de café se hizo una costumbre y el no escribir también, amenos que esté dentro de lo académico. Y si no escribo, y si escribo de lo que no escribo, eso también es una costumbre: escribir de lo que no escribo. Mientras mi conciencia intenta callar mis pensamientos; aquellos que balbucean, ríen, lloran, molestan e interfieren lo que se conoce como razón, yo me pongo a leer, caminar, descansar, reír, querer, sentir, comer y respirar, todas aquellas actividades en las que no estoy precisamente durmiendo; todas aquellas en las que mis pensamientos están presente y no me abandonan. Y si yo doy el primer paso. Y los dejo a ellos. Botados. Tirados. Es una idea seductora, casi coherente. ¿Cuándo podré salir de mi cabeza y dejarla sola un par de segundos, sin razón que la domine? 
Y sí, ya se hicieron costumbre el pensar necedades, como también los sentimientos contrariados, los exámenes inquietantes, las lecturas incompletas, los sueños difusos y las comidas insaciables.

Cami

sábado, 26 de mayo de 2012

Día de lluvia

El despertador no ésta presente los fines de semana; me levanto una hora y media de sueños más tarde. Aparto la cortina y sólo hay lluvia tras esa ventana y esos cabellos desordenados de mi persona. Mi garganta está seca y el aprieto en mi pecho, suscitan una molestia que prolonga una respiración profunda y contrariada. Sensaciones de volver a la cama tratan de forzar a mi necia cabeza, que al parecer no lo es tanto, pues no volví"Creo que mis pulmones están algo complicados esta mañana"

Desayuno con buena compañía, mientras mi mamá pone a calentar agua, yo dispongo unas tostadas con queso arriba. Charla continua; conversamos del mundo y él con nosotras. En realidad, me entretengo bastante; mi mamá suele ser bastante ocurrente e ingeniosa y te incita a serlo también. Y el mundo. Todo es el mundo. 

Tengo intenciones de estudiar hoy, activo el cerebro y lo vuelvo apagar para encender otras cosas. Como por ejemplo, mi computador. En primera instancia para entrar en materia y en segunda para revisión rutinaria. Lo segundo hice primero, entro en Facebook, banales notificaciones. Zancada. Nada. El blog. Se suponía que más tarde, sin embargo escribo ahora. Acomodo a mi persona y a mis apuntes también. Echo el primer vistazo. Aspectos bioevolutivos. Totemismo. Lévi- Strauss. Género paranthropus. Y el pavor se apodera de mi. 

Lluvia estruendosa, suena mi teléfono e indudablemente es mi mamá, pues tenía que revisar las ventanas. Las reviso todas y están vivas a excepción de una, la mía, que se desbordaba en agua. La cubro como si aquí no hubiese ocurrido nada

Me concentro especialmente en los apuntes, los títulos y los pronombres propios me parecen lejanos. Mucho estudio y pocas ganas. La unidad  se hace nombrar "Aspectos bioevolutivos implicados en el fenómeno humano." Mejor dicho, los aspectos de por qué seguimos siendo tan arcaicos. La tranquilidad motiva el pensar y mis pensamientos caen en el fin de que mejor comeré ravioles y atenderé la antropología luego.  

CHOCOLATE + CALCETAS CHILOTAS= MANIFIESTO DE OTOÑO

Cami

lunes, 14 de mayo de 2012

Incertidumbre

 #$%#/
Con el frío de la mañana erizando mi piel y un extraño dolor de cabeza, me era difícil permanecer del todo normal; era como si un pájaro carpintero picoteara en lo alto de mi frente sin cesar. 

Y ahí llegaba yo con el rostro pálido, el rubor algo corrido y mis labios rojizos; ya prominentes en mi estás mañanas, me senté en una de las sillas del auditorio dispuesta a escuchar una hora y cuarenta y cinco interminables minutos. Quisiera quedarme en pijamas un día Domingo, en realidad quisiera hacer mucho más, pero lo del pijama me pareció atractivo en esos entonces. 

Pensativa en un par de minutos, quizás segundos, me pareció que montones de ideas navegaban por mi mente y sin embargo no tenía sospecha de ninguna de ellas. Es posible que me hiciera falta un frasco de pepinillos para dejar allí lo que tanto me acosaba, a sabiendas que ni sabía lo que era. ¿Qué será? 

Hay veces que ni uno se entiende; ni lo que piensa, ni lo que siente, ni lo que come y ni lo que respira, quizás de los últimos dos tenga conciencia, claramente me serían imposibles obviar. 

A veces creo que escribo para ser feliz entre tantas otras cosas que me hacen ser feliz...

Cami
(esperando una buena nota para mañana)

lunes, 16 de abril de 2012

Nunca

1. Nunca aprendí a usar patines, sin embargo cómo me gustaría tener unos ahora. 
2. Nunca he visto ''El señor de los anillos'' por más vergonzoso que sea admitirlo.
3. Nunca he tenido un gemelo, que extraño sería. 
4. Nunca he visto una película de terror sin ''cagarme'' de miedo, aunque claro, no literal.
5. Nunca me he desmayado, ni siquiera una sola vez.
6. Nunca he prendido una fogata por mi cuenta, sólo chimeneas.
7. Nunca he gozado cantando '' el cumpleaños feliz'', de hecho es el momento justo donde no sabes qué o a quién mirar.
8. Nunca he sido parte de un musical, ni los he producido, pero cómo me gustaría.
9. Nunca he dicho muchas groserías, solo unas cuantas.
10. Nunca he ido a un carnaval, creo que no hay carnavales aquí. 
11. Nunca me he comido un helado sin que se caiga, si tengo suerte se cae sólo un pedacito de barquillo. 
12. Nunca he visto una serie completa. 
13. Nunca me he subido a un avión, ni he hecho paracaidismo
14. Nunca me he engañado a mi misma. 
14. Nunca he dicho la expresión ''pichucalugamenta'', aunque pueda escribirla. 
15. Nunca no, es decir, siempre he tenido personas favoritas. 

CAMI

                                                                 

sábado, 14 de abril de 2012

// Hablar con extraños

Debían ser cerca de las 13:00 hrs. cuando Paz se bajó de la estación, compartimos un par de palabras antes de que se fuera y luego se marcho con algo de desaliño. Mientras aún permanecía en los asientos del tren, un joven alto, con ojos azules, cabello rubio y algo lampiño, recientemente se había sentado a mi costado y me preguntó la hora, como era lo usual se la di ¿qué hay de extraño que alguien te pregunte la hora?

Apenas le dije 5 minutos para las 13:00 hrs. sin mirarlo, por su parte, continuó diciendo: así que eres estudiante, ¿qué estudias? Psicología, dije sin cautela ni desconfianza. En los segundos siguientes, mientras yo buscaba mi mp4, sentí su mirada de una forma algo perturbadora y enseguida me preguntó ¿si demoré mucho el esperar el tren? y yo respondí con algo de necedad que no venía desde ésta estación sino de mucho antes y él insistió diciendo: " pero, ¿cuánto?" En ese instante, no muy segura de lo qué estaba ocurriendo, dije: "Eem, no mucho, algunas veces más que otras, en realidad no estoy segura" y al parecer le causo gracia, pues, aunque veía como mi mp4 y yo intentábamos evadirlo, se empecinó en continuar hablando: "¿qué música escuchas?" 

Mi cabeza pasaba de un pensamiento a otro simultáneamente. Estaba intranquila, así que me decidí a decirle: "¿por qué seguimos hablando? Se supone que uno no habla con extraños".

Fue ahí cuando sorpresivamente algo se quebró, pues me dijo su nombre; el cual no puedo recordar ahora, su edad, que por cierto era 23, que estudiaba Ingeniería civil mecánica, agarró mi mano y se acerco a besarme la mejilla mientras decía que ya no éramos extraños.

Podrán imaginar que al interrumpir toda privacidad física, intentaba disimular mi exaltación y nerviosismo, pues en los minutos siguientes, seguimos conversando; él me contaba de cómo trabaja y estudiaba y de vez en cuando realizaba preguntas de un obvio interés; como si me encontraba soltera o no, por qué y si alguna vez podríamos salir, asuntos que en general yo no podía pensar con claridad, así que mis respuestas eran tan banales como podía: no lo creo, nos conocimos hace 5 minutos, es bizarro conocer personas en el tren. 

Gracias al cielo había llegado mi estación, era hora de irme, sin embargo no dejaría que me fuera si no le daba mi número telefónico o al menos le prometía que  nos veríamos nuevamente, así que eso hice, le di mi número telefónico con mi corazón salido; muerta de susto, como una gallina esperando a ser degollada. 


Cami

domingo, 8 de abril de 2012

Para el soltero de hoy

1.- Primero conseguir una planta.
2.- Obtener una mascota.
3.- Si la planta y la mascota siguen vivas, estas listo para dejar de ser soltero. 

Pero, detente no es dejar de ser soltero lo que se quiere, sino una especie de modalidad para el soltero de hoy. 

Entonces eso nos deja en dos opciones; la primera el soltero acepta que quiere ser soltero y a partir de allí vive, siente y se somete a su soltería (lo que se disfruta en gran medida; imagínense no depilarse nunca) o por otra parte, el soltero recurre a la modernidad sin dejar a su vez de ser soltero. Puede recibir y enviar solicitudes de una red social de muchas. Le aceptan/Las acepta. Y dicho esto, puede entablar conversaciones, difundir información detallada; como hallar gustos y disgustos en común y para dejarnos de eufemismos, realizar un trabajo de espionaje.

Finalmente puede darse la oportunidad de conocerse en la vida real y todo dependerá de sus manos.
Además de aquello, no existe otra opción que no sea ir a un cumpleaños, un asado o cualquier tipo de índole social, donde uno suele ser presentado. Sin embargo también allí depende de la actuación del soltero.

Cami

domingo, 11 de marzo de 2012

Mi superhéroe

Cuando a penas tenía cinco años de edad mi papá se fue de la casa, así de simple como lo dicen las letras.  Podría usar circunloquios para decir que no fue tan así, pero la verdad es que nos dejo y aunque las primeras veces luego de su separación con mi madre lo vi algunos fin de semanas, las visitas se fueron reduciendo cada vez más; una vez cada un mes, una vez cada dos meses, una vez cada cuatro meses hasta que llegaron hacer unas tres o cuatro veces al año, si es que no le pongo demasiado. 
En esos entonces mi mamá se había convertido en toda una heroína, siempre lo había sido desde las sombras, desde la discreción, sólo que ahora me dejaba con la boca abierta hasta los suelos. Consiguió tres trabajos y hacía el rol de todos; el  de padre, el de madre, el de abuelos e incluso el rol de la divertida hermana mayor. Mi mamá era seca, lo sigue siendo. Recuerdo que nunca hablaba mal de mi padre o le echaba la culpa de algo (por más que lo tuviera merecido), sólo nos secaba las lágrimas de los ojos y nos consolaba con sus dulces y plácidas palabras a mi y a mi hermano. Gracias a ella nunca  discutimos, no como todos los hermanos lo hacen, no lo creía natural. 
Nos ayudaba con las tareas, vio todas nuestras obras de teatro, me acompañaba los Sábados a alpinismo a escalar las montañas, aún con lo cansada que llegaba los Viernes, hacíamos adornos para el árbol de Navidad (y aún continúan adornos que hice en mis primeros años de colegio). Nos horneaba galletitas; recuerdo la vez que llevaba mucho tiempo sin hacer galletas y le salieron duras y el Panchi y yo le dimos un beso y las llevamos igual al colegio, no eran las mejores galletas pero a nosotros no nos importó porque mi mamá las había hecho con cariño. Renunció a un trabajo muy bien pagado porque yo y el Panchi se lo pedimos, no queríamos volvernos una familia de las que nunca se ven. Creí en el Viejito Pascuero gracias a ella, aún no entiendo cómo lo hacía para no despegarse de nosotros y que de repente el árbol estuviera colmado de regalos, supongo que era magia. Se disfrazaba en Halloween porque  a mi me daba vergüenza hacer el ridículo y ella lo hacía unas diez veces más.

Podría seguir diciendo cientos de recuerdos buenos acerca de ella, pero ese no es el punto. La situación es que mi mamá pudo haber hecho millones de cosas por y para ella y haberse victimizado por la suerte que le tocó, en cambio eligió siempre la fortaleza y por sobre todas las cosas a sus hijos. Escogió compartir con nosotros ante cualquier carrera por delante o trabajos que llegaban sin aviso. Para ella, nuestros adornos hechos a mano o las tarjetas del día de la madre eran más importantes que los adornos carísimos del comedor. Hoy, aunque no se lo digo muy a menudo me encanta cómo es y espero algún día entregar el mismo amor por detalles simples que ella constantemente me da, incluso ahora de grande. 

AMO A MI SÚPERHÉROE


Cami

lunes, 27 de febrero de 2012


// ALGUNAS HORAS DE OSCURIDAD

A esos de las 19:30 p.m. la luz había colapsado, ninguna casa ni semáforo daban señal de mejoría, tres ciudades cercanas estaban en las mismas. Admito que no supe nada hasta que abrí el refrigerador y con él la comida a oscuras. 

A las 3:30 p.m., unas horas atrás, estaba en el supermercado ordenando unas papas fritas cuando mi teléfono sonó. Era mi primo o como yo lo llamo "mi nito", me preguntó ¿qué estaba haciendo? y cómo muchas otras veces se aparecía de repente sin importar la distancia; él vive en la capital y yo en la zona turística, sospeche que algo estaba tramando. Y en efecto, sus próximas palabras fueron genial, porque estoy en tu casa y tengo hambre. Y enseguida vino mi alegre y ridícula sonrisa. 

A eso de las 8:00 p.m., hora de transición entre día y noche, el cielo se veía aún rojo, al parecer un incendio estaba cerca y ya llevaba su rato. Yo, terminaba de jugar Monopolio junto a mi nito y mis dos hermanos, que por cierto los hice trizas, cuando nos preparábamos para tomar el té antes del anochecer. 

Cerca de las 9:00 p.m. mi primo debía irse, caminé hacia el portón mientras él encendía su motocicleta. Luego de eso, ya era demasiado tarde y nada cesaba. Yo, pensaba en los Oscar (típico de mí), mientras todos escuchaban la radio para saber qué diablos estaba pasando; 15 casas, 30 casas, 100 casas, todas consumidas por las llamas. Periodistas, noticieros, declaraban la existencia de un albergue, otros aclaraban que las llamaradas alcanzaron al menos 50 hectáreas, cuando yo apenas supe de tres. 

¡Really sadly! I mean it, cuando me puse en sus zapatos, imaginándome cómo sería ver todo en llamas, la cocina, mi ropa, los cuadros que pinté, el mosaico que hice, las cartas de mi querida Fabi, todo, todo en llamas. Lo supé, sentí por un momento la verdadera compasión, no la compasión cualquiera, sino la verdadera, la que es muda y te la guardas. 

A las 10:30 p.m. o un poco más tarde, finalmente volvió la luz y con ella la insinuante pierna de Angelina Jolie en ese vestido de terciopelo negro. 

Cami

martes, 21 de febrero de 2012

Cuando mi consciencia gana

A las 9:00 de la mañana sonó el despertador. A las 11:00 de la mañana  aún en la cama me doy cuenta de que se me hizo tarde; me levanto de un brinco corriendo por el pasillo en dirección al baño. Al mirarme en el espejo mi consciente estalla un bombardeo de palabras que no logro distinguir: ¡Rope, cOn qÉu Arca manEiscet oHy!

¡Ah!, ya entendí ¡pero, con qué cara amaneciste  HOY! y mi inconsciente sale a la retaguardia diciendo que estaré radiante en un par de minutos cuando esté en la ducha y mis párpados se hayan incorporado de la hinchazón.

Ya lista para salir cojo las llaves, un yogurt y un par de galletas mientras en mi cabeza hay una extraña conversación:  

C: ¡Hoy es un día agitado! (palabras que salen de su boca en sólo una fracción de segundos). 
I: ¿Pero, por qué? Ya saliste de vacaciones, terminaste la secundaria, aún no entras a la Universidad y ni trabajas.  
C: Oye, ubícate, no VES que trabaje de forma esporádica y tu ya me reprochas. 
I: Cuidar niños NO son un gran trabajo, pero supongo que ya lo sabes. Además no comprendes que no puedo reprocharte, no tengo manos para hacerlo, soy la otra escena; los sentimientos reprimidos mantenidos siempre al margen, no puedo ni acercarme a ti conciencia. Me aíslas y me mantienes callado, quieto y tranquilo mientras observo cómo lo arruinas todo.  
C: No le haré caso a un pensamiento cómo tú, eres irresponsable, desequilibrado e incapaz de pensar en las consecuencias de tus actos.
I: Me ofendes hermano, tienes que aflojarte de vez en cuando y dejarte fluir en este enorme espacio que tenemos.
C: ¿Fluir? , que yo no soy ninguna de esas tribus a las que tú ciertamente perteneces; hippies, grunge, indies, jamaicanos y cualquier otra  peste alternativa.
I: Cómo siempre no haces caso de lo que digo, maldito tirano dictador.
C:(Eludir) 
                                                                 Cami

domingo, 12 de febrero de 2012

Individualidad


Seguro que todos alguna vez se preguntaron cómo serían de grandes y qué clase de persona llegarían a ser. En mi caso muchas veces lo pensé, de hecho, creí que sería millones de personas; colmada de admirables y distinguidas cualidades que se notarían incluso desde una esquina a otra junto al semáforo cruzando al metro. 

A medida que fue pasando el tiempo, esas millones de personas se fueron reduciendo cada vez más hasta llegar a una sola: la persona que realmente soy. 

La persona que soy ahora debo decir que me enorgullece, sin embargo no es lo que esperaba; esperaba hacer grandes cosas, quizás ya las he hecho y aún no lo he notado o sólo quizás esperaba demasiado. 

La persona que soy ahora tiene grandes cualidades, más de las que solía imaginar. Sólo que éstas no son vistas desde una esquina a otra como supuse que serían, sino que son vistas después de unos segundos, a veces minutos, o unas cuantas horas, incluso días  y si NO tengo suerte años.

Segundos, si logró sujetar la puerta de la farmacia a la ancianita que viene detrás siguiendo el paso; minutos, si platico con un niño de apenas cuatro años mientras tomo una o dos libretas de Casa&Ideas; horas, si me encuentro en una junta de amigos charlando, escuchando, opinando y compartiendo. Días, si conocen mi modo de hablar, oír, mirar, pensar, reír y sentir. Años, si conocen lo que escribo, lo que cocino, lo que leo,  que película ciertamente escogeré para arrendar, que película ciertamente NO escogería nunca para arrendar, mi música favorita, mis lugares favoritos, mis tiendas favoritas, mi risa falsa, mis ojos falsos, mi cara falsa, mis mayores miedos, cuando algo me asusta, cuando algo me colapsa, cuando tengo hiperventilación, cuando no quiero nada, cuando lo quiero todo, cuando tengo pena, cuando estoy feliz y no finjo estarlo, cuando quiero estar acompañada, cuando quiero estar sola, cuando quiero sentir los pies en la arena y mojarlos en el mar, o simplemente mojarme entera...



minutos. horas, días, años.... 

es lo que toma realmente conocer a una persona .



 Cami

lunes, 23 de enero de 2012

Como un mimo no seré nunca

Nunca podría ser un mimo, de eso estoy segura. Los mimos nunca son escuchados, por que no emiten ni una sola palabra. Ellos, como siempre tienen la situación bajo control, a diferencia mía, que no puedo probar que sea del todo cierto. Quisiera alguna vez ser un mimo, para vestirme de negro y pintarme de blanco. Para no poder reír ni llorar. Para poder hacer muecas sin que nadie te mire raro. Aunque extrañaría mis palabras, aveces todo es más fácil sin ellas, a veces una palabra al extremo del teléfono lo cambia todo y lo desordena.