sábado, 29 de junio de 2013

En teoría

Hace una hora que se prendió la ampolleta del científico inglés, todos los días tiene teorías nuevas que remplazan a las viejas, todos los días según su teoría se despierta con el pie izquierdo que no trae mala suerte. Había revelado que Galileo era un demente y por tal descubrimiento había sido considerado un genio. Tenía una teoría de que los dementes eran genios, retenía unas ganas enfermizas de comerse los anillos de Saturno y por eso sabía que era un demente, pero prefería llamarse a sí mismo mentor. Sus teorías estaban tan científicamente comprobadas como las etiquetas de su suéter que dicen ser 100% algodón. Y extrañamente, por esa cosa de los astros, nunca las hicieron leyes. Ahora último, descubrió que no existiría teoría alguna sino fuera porque el espíritu santo creó primero al teórico (empíricamente confirmado). 

CAMI 

viernes, 28 de junio de 2013

El laberinto

El frío atormentador del congelador erizaba mi piel de pies a cabeza, recuerdo haber estado sacando hielos para su bebida y con ello mis brazos comenzaron a temblar, no lo había notado hasta que Él le hizo mención y se acercó grácil por la estancia para retirar un mechón de mi cabello y rozar sus labios con los míos. Habíamos estado conversando y reíamos bastante. No estaba segura de cuantos vasos tomó aquella noche antes de besarme, pero sospechaba de que no podían ser pocos. Él por otro lado, parecía preocupado, quería que estuviera sobria y aún no entiendo el porqué. Si hubiese estado del todo sobria posiblemente no hubiese ocurrido o quizás no tan rápido. 

Luego de la exaltación, volvimos a sentarnos entre risas, pero por accidente mis largas piernas rozaron con las suyas y tuvo la osadía de acariciarlas con su mano, produciendo que varios impresionados ojos se posaran sobre nosotros. A tal efecto, aparté su mano y para los momentos siguientes, nos fuimos. 

Había escuchado mil y un veces las advertencias de que no debíamos estar juntos, pero les presté tanta atención como a la pelusas de mi bolsillo, quizás porque no había razón que temer. 

Al terminar solos en los jardines, miré la Luna que estaba 3/4 llena y Él sujetó mi brazo para atraerme hacia si y besarme más, pero esta vez lento y pausado. En momentos como aquellos sospecho que no se puede pensar con claridad, de hecho, no se puede ni pensar en absoluto, solo sentir. Recuerdo la forma en que acariciaba mi cabello, era sutil, dulce y delicado. Le sonreí mientras lo hice a un lado para adentrarme al laberinto. Él corrió para alcanzarme como si fuese un juego de niños, en cambio yo estaba maravillada con el laberinto en si, jamás había visto uno más que en las películas y en general, en las películas de terror, por lo que caminaba con sutileza para no perderme y para no perderlo. Cuando quise retroceder ya no estaba, busqué para todos lados pero no logré vislumbrar ninguna sombra, admito que para esos momentos estaba alarmada, imaginaba escenas ensangrentadas de las que no salía con vida.

Me puse a correr a la velocidad de la luz y solo porque no quería encontrarme con estas tres opciones que para entonces podían sobresaltarme y definitivamente llevarme a la tumba: A) encontrarme con el asesino, B) ser asesinada por sorprender al asesino o C) tropezar con el homicidio. De estas tres variables, estaba segura de que había un homicidio, habría un homicidio o se estaba presenciando un homicidio ahora mismo. 

Cuando me encontró, estaba pálida como un fantasma, pero Él entrelazó sus manos con las mías para estirarlas hacia el cielo y en un acto cliché, pero de ternura me dijo que le había robado el corazón y que esperaba con ansías robarme el mío también. 

Arañé, protesté y chillé, pero todo intento de huir fue en vano, me tendió en el césped manchado de sangre como si estuviese dormida mientras Él se iba con mi corazón en la mano. 

CAMI