viernes, 26 de agosto de 2011

Hablar de sí mismo



“Ésta soy yo con mis sentimientos y disturbios, presentándome en el mundo”

Soy de muchas palabras y detalles. A la hora de hablar no hay cómo pararme. No me gustan los días lluviosos y menos en los domingos, aún así disfruto de la lluvia y del helado de vainilla con café en primavera. Me gusta leer The Clinic y toda clase de revistas, al igual  que libros. Soy adicta a las compras, y aún más a las compras de revistas, nunca se bien cual escoger. Me encanta la música, pintar, dibujar, fotografiar, escribir, leer y el Arte en todas sus formas. Odio las ciencias y las matemáticas a pesar de ser buena en ellas. Amo el lenguaje y el mes de Octubre, así como también la tartaleta de durazno y el frappuccino de starbucks en todas las horas. No me gusta el café en las mañanas ni tampoco la gente que intenta ser simpática. Odio a los bulliciosos en forma desmedida, aunque suelo ser intensamente explosiva cuando algo realmente me entusiasma y también algo impulsiva. Odio el jugo de piña y la piña en general, no así el durazno y la sandía.  Me gusta estar en familia y pasar rato con mis hermanos, aunque soy pésima en los deportes y jugando Wii.  Me gusta hablar por teléfono y pasar tiempo con mi blog.  Le tengo vértigo a los perros y a la pereza. Mi beatles favorito es Paul McCartney, aunque prefiero The Rolling Stones. Suelo meter la pata y arrepentirme de cosas que he dicho o hecho. Y algún día conoceré a James Mcavoy y besaré a un extraño en el hall de un hotel famoso. Me gustaría enamorarme y escribir sobre un montón de cosas, mientras tanto sigo siendo joven. 

sábado, 13 de agosto de 2011

Respirar, disfrutar y vivir sin culpa

Si hay algo en que las mujeres somos expertas es en sentirnos culpables por todo. Vivimos con cargo de conciencia y nos cuesta demasiado relajarnos y disfrutar de verdad. Vivimos a un ritmo acelerado, donde cada vez se nos hace más difícil desconectarnos y conformarnos con lo “suficiente”, y aún más con seguir la corriente. Andamos excesivamente agitadas y desconcertadas, e incluso en los aspectos más sencillos se nos llegan a poner los pelos de puntas.

Ahora bien, no todas pensamos ni actuamos igual, ya que somos únicas y diferentes al resto, pero aún así, existen ciertos estereotipos de mujeres que encontramos a diario en nuestras vidas, ya sea en la casa, como en los estudios, o en el trabajo o simplemente en una salida, donde nos hallamos con mujeres extremadamente relajadas, aquellas que nada se toman en serio y que llegan a dar rabia de lo descuidadas que son, como también las que viven por el estrés, (donde hasta salirse de la dieta, devorándose una caja de bombones las altera, causándoles un terrible escándalo), asimismo está el caso de las que se hunden en el sillón con las toneladas de helados, chocolates, galletas u otros alimentos, que las escoltan al hoyo de la depresión, donde caen totalmente derrumbadas. Mientras que otras, intentan distraerse frente a los problemas, buscando algo creativo que facilite la entrada al modo de escape, recargando las energías para seguir un camino y lograr un propósito.


Tampoco ellas, las que acabo de describir, son las “perfectas” puesto que, como todas las mujeres caen y suben. Sin embargo, para vivir una vida sana con mente sana hay que aprender a conformarse con lo suficiente, decirle adiós al “total perfeccionismo”, dejar de compararse y competir con el resto y dejar de llamar la atención, puesto que no necesitamos un reconocimiento por parte de los demás.
Tómense un tiempo libre, dejando las actividades por compromisos y usen el tiempo en lo que realmente disfruten de verdad. Es la única manera de descansar y relajarse, para luego enfrentar con ganas una nueva semana llena de tareas por cumplir.

Y ¡por favor! No sientan culpa por ello. 

Cami 

sábado, 6 de agosto de 2011

Recuerdos que llaman a gritos

Han pasado tres días extraños:
el cine, el ruido, las personas, y los caminos me han traído recuerdos de otros tiempos. Las voces, los gritos y los largos silenciosos reaparecen. Y entretanto mis recuerdos difieren de un hombre a otro, de un día para otro, de una hora a otra, y ¡ya no sé ni qué pensar!. Es curioso, pero la vida carece de sentido. Tanto así, que hay que darle un sentido por el mismo hecho que no tiene sentido. De momento, los recuerdos vuelven. Siento los rayos de sol sobre mi piel, la luz caer sobre mis cabellos, y el calor que me recorre como tibios y suaves dedos, que abren y cierran los poros de mi piel. Era evidente que mis recuerdos me llevaban a una tarde de verano. 

Una tarde de verano, donde el sol esta ahí, permanente y radiante. Donde el yo de entonces, inútil; esperaba las buenas tardes de verano con sus cálidas sonrisas, sus ojos alegres y las voces dulces e inocentes. Como también, me esperaba las fingidas e hipócritas sonrisas, los turbios y soberbios ojos y las fastidiosas voces, que ya no eran más que gritos molestos. 

Cuando calla el ruido es porque de alguna u otra manera, cosas han pasado; aún sentada en los asientos del cine, donde poco a poco me he ido acostumbrando a los típicos ruidos; del que come palomitas, como del que abre a golpes la bolsita de caramelos, ó el que da "sorbetones" continuamente a esa Coca-Cola, me di cuenta que mis recuerdos llamaban a gritos una tarde de verano; tan necesaria para detenrnos y disfrutar de ese momento en la playa, ó dar largas caminatas sin plan ni sentido  al calor del Sol. 
Y es que, a fin de cuentas, ¿por qué siempre deseamos lo que no tenemos, aún si es una simple tarde de verano?
¡moraleja: disfruten lo que tengan aún si se hallan en los asientos de un cine!