miércoles, 21 de noviembre de 2012

Utopía

Levanto la vista por vez primera y denoto algo extraño, algo que no había observado otras tantas veces, un insignificante detalle. Mi respiración parece tranquila, lo bastante como para llegar a la conclusión de que estoy saludable, mera casualidad. Por sobre mi hombro, reposa un hilo azul que corresponde al asiento que comienza a deshilacharse. Por la ventanilla la vista ha de verse hermosa, sin embargo la he mirado tantas veces que nada me parece ajeno. Como es usual en los días de semana, el tren marcha por las vías atravesando cerros que se aproximan a la costanera. Le llaman "el lejano oeste" o eso dice la gente, quizás por su carácter desolado y silencioso. A lo lejos se observa la carretera despejada con unos pocos autos fugaces. Mi vista se detiene un segundo, mis pupilas se agrandan como si estuviera entre sombras, y los cerros se alejan. Estoy en el vació, aquél absurdo momento en que piensas de modo confuso y paradójico y al mismo tiempo no piensas nada porque estás en el vacío. Pronto vendrán las imágenes, en la espera se escucha una melodía metódica, de esas que seguro terminaré tarareando en tiempos inoportunos. Recuerdos llegan y no de hace mucho, me temo que de eso se trata todo, los vivo como si nunca hubieran ocurrido, recuerdo despacio, saboreo. En realidad vivo una ilusión. Lo que parecía antes real, ahora no era más que una utopía. Y lo odio. 

CAMI.

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