viernes, 1 de julio de 2011

Un marrón poco normal

Sin lugar a dudas, mi color favorito es el azul o mejor el naranja o el marrón, si el marrón es mi predilecto, cómo no serlo cuando es tan profundo y apacible, suavizando los exquisitos colores de la fase otoñal. Tal vez tú no lo entiendas, tal vez me dirás: es solo marrón, es tedioso, aburrido, molesto, monótono, agobiante, que llega a sofocarte de solo nombrarlo o probablemente dirás que estoy exagerando. En ese caso te diré que hay cafeterías donde todo es marrón, que sirven el café a cada hora sin parar, donde tanto las comidas como los clientes tienen pensamientos de color marrón y si, las comidas también piensan; donde el ánimo de ellos es marrón, como sus pelos y miradas, cuyos ojos bailan, charlan, se observan hasta sonrojarse y detenerse para mirarte a ti, tan abatido y casi rendido, usando ese suéter tejido a mano de color marrón, como si quisieran arrancarlo de tu cuerpo. 

Allí donde creías que el marrón no se usaba, te encuentras ahora sofocado hasta los pies por tu oponente, rendido ante miles de miradas, una particularmente, no la de marrón, sino la de ojos de tuna, que te mira fijamente cómo si supiera lo que tratas de decirle. Pero ella se rehúsa a escucharte, pues le encanta el marrón casi tanto como sus ojos de tuna. Y no deja de pensar lo que le dijiste hace un rato. Tú me dirás que no le dijiste nada, que apenas la conoces. Y yo te diré que ''el marrón es tedioso, aburrido, molesto, monótono, agobiante, que llega a sofocarte de solo nombrarlo'' pues eso fue lo que me dijiste. 

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