viernes, 8 de julio de 2011

Cuando los días no son azules

Una vez más, me dejo seducir a los encantos de Bridget Jones y sus diarios, donde mis ideas productivas, mis pensamientos profundos y las tareas importantes que debería realizar y dedicar mi tiempo, se han hundido en el sillón, con mi vaso de leche sabor capuchino y un par de tacos para matar el tiempo y a la vez, saciar mi obstinada hambre. 

Esto me ha hecho pensar de que, en realidad poco a poco, me he acostumbrado a los días no tan azules, a los de noches de películas, donde incluso mi conciencia me abandona; me deja enteramente sola y me observa de lejos; esperando a que regrese junto a la puerta de salida del "totalmente recuperada". Podrán imaginarse lo agobiante que debe ser verme  en un aspecto del que nadie desea estar, y del cual aspiramos hallarnos  completamente renovados y devuelta en sí.

Pero es cierto, hay días en que me desespero y me gustaría poner un clasificado que diga: Necesito, con urgencia, un Mark 
Darcy, que disponga de tiempo y habilidad para convencerme de construir historias nuevas, que me inspiren a convertirlo en el sujeto poético capaz de renovar cierto blog cotidiano que se ha vuelto cíclico y aburrido. 

Ahora bien, tampoco  es que sea una maravilla, después de todo no soy ni poeta ni escritora, solo alguien con mucha libertad de expresión, que necesita de otro capuchino para atontar sus necios pensamientos,  ya que ¿de qué sirven los príncipes azules si ninguno es capaz de rescatarte?

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