lunes, 14 de noviembre de 2011

Miradas


Imagine that

Hipotéticamente, camino por las calles inclinadas de Valparaíso, una ciudad muy atractiva culturalmente, pues conserva muchos sitios de la época de la colonización, además se encuentra plagada de teatros, museos y muros pintados,  que le dan un carácter muy peculiar, a los que me encanta capturar con mi cámara. Anyway, mis pies sólo avanzan; primero el derecho, luego el izquierdo. Soy diestra. Subo cerros, luego los bajo y los vuelvo a subir; me adentro en una pequeña y simple heladería artesanal, muy hermosa en cierta forma, de colores vivos y de muchos detalles, donde incluso te dan  una moneda de póquer como vale para recibir tu helado, bastante irónico ¿eh? ¿quién pensaría que una inocente heladería te incita a jugar póquer? 

Camino por las calles, quizás buscando algún rumbo que me instruya en cierta forma, aún sabiendo que quizás no lo logre, aún sabiendo que quizás solo sea un sueño, aún sabiendo que en verdad los caminos no guían, ni piensan, ni te dicen que hacer o adonde ir. A pesar de que ellos, los caminos, siempre te llevan hacia algún sitio, aún cuando ellos no lo sepan, aún cuando ellos lo desconozcan por completo y lo ignoren de su juicio. Con un helado en mi mano izquierda y mi mochila en el hombro derecho, como una verdadera excursionista, mis pies se dirigen al ascensor más cercano, ya bajo el cerro, sigo caminando, tomo el bus, tomo el tren, cruzo caminos, tomo atajos y regreso a casa. 

Cuando diviso en la calle, me detengo y sólo observo, aveces con una mirada rápida, sencilla solo me basta, contemplo lo que sea que me interese, que cautive mi atención hasta el punto que me den ansias de mirar, sea una tienda, una pintura, un graffiti, incluso personas. Me doy cuenta de lo mucho que miramos,  y de las diversidad de miradas que existen; algunas son de envidia, otras indiferentes, algunas nerviosas e inquietantes, algunas acomplejadas, otras presumidas, algunas en la Luna y en Marte, y otras simplemente deprimentes. Sin embargo, durante los cerros, la heladería, las calles, las veredas, el bus, el tren, los atajos, y ademases, ¿Saben cuántas miradas habrá recibido una simple persona y a la vez otras tantas personas? 

Ahí mismo, sentada en los asientos del tren, mirando la ventana fijamente para no perder la vista que yace justo en frente, una joven de pelo negro y algo revuelto, con audífonos en los oídos y lentes para el sol, ahí mismo,  recibiendo constantes miradas que muchas resultan en  incomodidad y disturbio a mis pensamientos. Por más que me esfuerce en descifrar ciertas miradas, no puedo, me acomplejan, y no sé que hacer con ellas, son como seres ajenos a mí, y que definitivamente no quiero en mi planeta. Lo siento miradas, algunas me dan risa, sobretodo las presumidas, pero otras solo causan misterios dentro de mí. 


Cami

6 comentarios:

  1. thank you so much for your comment on my blog! Yeah, I really love music! I know, I don't write in english:) but I have some translator, but it's not so good. you wrote that you write in english, do you have other blog?

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  2. Gracias por pasarte por mi blog :)
    Me gusta mucho tu blog es precioso :D y tu entrada lo describe como si lo estuviese viendo todo :)

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  3. Me encantaría ir a esa heladería :) eso son los pequeños detalles que captan al cliente.. jeje

    Otro gran post. Adoro la imagen de la derecha del teléfono, quiero pillarme uno así para el piso.

    Bss.

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  4. Me encanto el relato, si yo tuviera la oportunidad de vivir algo así lo haría con cámara en mano...suena lindisimo:)

    Beso!

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  5. Pero esas miradas diversas que nos invaden los ojos son las miradas de la vida, de los sentimientos. ¡Gran texto! Me encantó pasarme por aquí.

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