domingo, 6 de enero de 2013

Flowers

La combinación de aromas la había dejado sin habla. 

La fragancia de su perfume, las flores en la mesa de esquina y los macarrones sumergidos en el agua caliente, la estaban tentando a algo que parecía inevitable. Quería besarlo. Ninguno había dicho una palabra desde que Él apoyara su fría mano en su hombro, Ella estaba observando el sillón en el que se encontraban sentados, era realmente cómodo, el silencio continuaba en la sala y se hacía insoportable para ambos. No quería parecer que estaba perdida en sus pensamientos, por lo que lo miró sin apuro, pero ahora era él quien parecía estar en el vacío; qué estará pensando se preguntaba Ella. Tal incertidumbre le impedía tomar la iniciativa, la sensación de angustia disparaba una serie de preguntas que no la calmaban en absoluto, se estaba echando para atrás, estaba huyendo de sus impulsos, pero le sonrió, dijo que iría a ver los macarrones, acabando el momento. 

Jamás se había dado cuenta de lo bonita que era Ella, lo había pensado otras veces, pero nunca en detalle, menos detenerse en tal cosa, mientras escuchaba sus historias alegres, Él se permitía mirarla y cautivarse con ello. De pronto notó el inmenso silencio que atestaba la sala, había apoyado su mano en su hombro y la miró. Fue un acto involuntario, pero se sentía incómodo. No tanto porque no quisiera tocarla, sino porque le preocupaba ser rechazado por Ella, estaba sonrojado. Sentir el aroma de las flores no lo tranquilizaba para nada, la tentación era grande y no podía creer que se estuviera reprimiendo por sus estúpidos pensamientos y sus estúpidas dudas. 
No estaba seguro de qué debía hacer, estaba siendo tímido y quería romper con el silencio infernal pero no hallaba el cómo, quería acercarse, quería abrazarla y besarla, pero parecía tan distante estando tan cerca, que le era imposible. De pronto, Ella rompió el silencio primero, le dijo que iría a ver los macarrones, Ella se había marchado con su oportunidad, era un torpe y lo sabía. Aunque podía intentarlo yendo hacia ella, le parecía que no sería tan perfecto como pudo haber sido, porque perdió el momento. 

Observó la pequeña mesa marrón donde se apoyaban las flores, le asustó creer que ellas habían presenciado tal escena y que lo miraban ahora derrotado. Se puso colérico con ellas, aunque la idea de irritarse con unas flores le pareció tan absurda que desistió casi de inmediato. Las miró nuevamente pero las flores se habían marchitado. 

CAMI.

2 comentarios:

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