sábado, 14 de abril de 2012

// Hablar con extraños

Debían ser cerca de las 13:00 hrs. cuando Paz se bajó de la estación, compartimos un par de palabras antes de que se fuera y luego se marcho con algo de desaliño. Mientras aún permanecía en los asientos del tren, un joven alto, con ojos azules, cabello rubio y algo lampiño, recientemente se había sentado a mi costado y me preguntó la hora, como era lo usual se la di ¿qué hay de extraño que alguien te pregunte la hora?

Apenas le dije 5 minutos para las 13:00 hrs. sin mirarlo, por su parte, continuó diciendo: así que eres estudiante, ¿qué estudias? Psicología, dije sin cautela ni desconfianza. En los segundos siguientes, mientras yo buscaba mi mp4, sentí su mirada de una forma algo perturbadora y enseguida me preguntó ¿si demoré mucho el esperar el tren? y yo respondí con algo de necedad que no venía desde ésta estación sino de mucho antes y él insistió diciendo: " pero, ¿cuánto?" En ese instante, no muy segura de lo qué estaba ocurriendo, dije: "Eem, no mucho, algunas veces más que otras, en realidad no estoy segura" y al parecer le causo gracia, pues, aunque veía como mi mp4 y yo intentábamos evadirlo, se empecinó en continuar hablando: "¿qué música escuchas?" 

Mi cabeza pasaba de un pensamiento a otro simultáneamente. Estaba intranquila, así que me decidí a decirle: "¿por qué seguimos hablando? Se supone que uno no habla con extraños".

Fue ahí cuando sorpresivamente algo se quebró, pues me dijo su nombre; el cual no puedo recordar ahora, su edad, que por cierto era 23, que estudiaba Ingeniería civil mecánica, agarró mi mano y se acerco a besarme la mejilla mientras decía que ya no éramos extraños.

Podrán imaginar que al interrumpir toda privacidad física, intentaba disimular mi exaltación y nerviosismo, pues en los minutos siguientes, seguimos conversando; él me contaba de cómo trabaja y estudiaba y de vez en cuando realizaba preguntas de un obvio interés; como si me encontraba soltera o no, por qué y si alguna vez podríamos salir, asuntos que en general yo no podía pensar con claridad, así que mis respuestas eran tan banales como podía: no lo creo, nos conocimos hace 5 minutos, es bizarro conocer personas en el tren. 

Gracias al cielo había llegado mi estación, era hora de irme, sin embargo no dejaría que me fuera si no le daba mi número telefónico o al menos le prometía que  nos veríamos nuevamente, así que eso hice, le di mi número telefónico con mi corazón salido; muerta de susto, como una gallina esperando a ser degollada. 


Cami

2 comentarios:

  1. no se si el relato tendra una segunda parte o algo, porque no se si interpretar esto como algo adorable o un poco aterrador ajjaja

    pero aun asi, muy interesante.

    te espero en mi nuevo post !

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  2. jajajajja me ha pasado! , aunque jamás han invadido mi espacio proxémico tan descaradamente ...
    Esta entrada me recordó a la película Antes del Amanecer [recomendable ;D]

    Saludos!

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