Esta mañana me encontraba igual que siempre, tomando un
delicioso jugo de durazno, cuando recordé mi viejo libro de recortes, un
hermoso cuadernillo colmado de momentos que fueron y que serán; momentos que
recopilé con libertad e intensidad, también con dedicación. Un montón de
curiosidades para perderse y no volver más. Eran cosas sencillas y fáciles de
conseguir, pero de una frescura inolvidable; hojas de otoños lejanos, postales
de lugares que jamás he visto, anuncios de obras de teatros y así.
Me encantaba pasar tiempo con mi cuadernillo. Y ahora, lo
tenía tirado por ahí como muchas otras cosas que después el tiempo te hace
olvidarlas. El mismo tiempo que me hacía ahora recordar que las había olvidado.
¿Cómo pude abandonar algo que realmente me regocijaba?
Eso ya no importa, lo que interesaba ahora, es recuperar lo
perdido. Primero buscar al famoso cuaderno, luego ponerlo al tanto de todo lo
que ha pasado, y por último cumplir lo que decía en esos entonces: hacer cosas
nuevas. Estas cosas nuevas se hacen con calma, no puedo ir a bailar por la
calle completamente desnuda porque se me ocurrió, ó lanzarme en benji, como una
completa lunática. Hay que empezar de a poco, debo hacer cosas que jamás
haría, pero que las harían todos los demás. Cosas que realmente me dificulten
la vida, como las de hacer deporte. Ya sé que es deporte, y qué no hay
nada de nuevo en eso. Pero, si algo quieren saber de mí es que soy
absolutamente terrible para los deportes, ¡lo he intentado, pero soy malísima!
La única vez que salí a trotar cerca de mí casa casi me dio un infarto.
Literalmente un infarto.
De modo que está claro que no voy a trotar si es eso lo que
piensan, ¡tampoco estoy chiflada ni nada parecido! ¡Que una obstrucción
es una obstrucción! ¿A quién le da un infarto por trotar?
Ahora que no dejé dudas, no veo el por qué no intentar
otra clase de deporte, que no involucre el andar con prisa.
Tal vez debería retomar el yoga y hacer algo de bicicleta, para luego
poder deambular por las calles y tomar miles de fotografías.
Les propongo lo mismo; hacer cosas nuevas para no volverse
loco, tales como bailar por la calle al estilo Gene Kelly, hacer un viaje sin
plan ni propósito, disfrutar el invierno para disfrutar el verano, deleitarse
con un café, una canción, un buen libro, incluso la soledad, tal como lo hago
yo.
Pues si un buen deporte.. la bicicleta!! Dar un paseo en bici es genial.. :)
ResponderEliminarUn beso.
Gran verdad.. la bicicleta es saludable, rápida y sobretodo limpia..
ResponderEliminarya paso por tu blog (: