viernes, 21 de abril de 2017

Estoy vieja

Han pasado varios años desde que abandoné este blog y en cierta parte la escritura y los microcuentos. Esa será una de las cosas que siempre estará en mi lista de arrepentimientos junto a consumir aceite de bacalao para subir defensas y el perreo intenso que en ocasiones muy esporádicas ha aparecido. Estas últimas dos deberían ser sinceramente consideradas para eliminarlas de la tierra. No sé si en una invasión interplanetaria estaríamos orgullosos de que conocieran la música de Justin Bieber y el reggeaton como parte de nuestros conocimientos, por mucho que esté en las discos y lo escuche la mayoría, y algunas extrañas veces yo también. ¿Qué puedo decir? Soy humana. 

No se puede abandonar la escritura, al menos no del todo, es como abandonar tus pensamientos. Tantas historias ocurridas que difícilmente pueden reducirse a palabras, sin embargo me atrevería a señalar dos giros importantes, ya que después de esto probablemente nunca vuelva a escribir de mí más que microcuentos que ciertamente muy poco tienen de mí. El primero es que encontré un corazón que late por el mío y ha recogido todas las creencias que albergan los relatos de amor y que en algún momento más adolescente albergaba yo también. Lo segundo es que dejé de ser estudiante y estoy en vías a una vida adulta, madura y responsable; tan madura como puedo ser. Me seguirán interesando los artículos de casa&ideas y aunque dejé de leer Zancada hace años, sigo jugando juegos de frutas en facebook de tanto en tanto. Supongo que hay cosas que nunca cambian. 

Se despide sinceramente, 

Adulta Cami

jueves, 24 de abril de 2014

Ella

Siempre quiso saber quién era la joven vecina de al lado. La ventana de él daba justo frente a la de Ella, lo que le permitía dar pequeñas ojeadas sin parecer impertinente. Había notado lo bonita que era especialmente en las mañanas cuando aún no llevaba maquillaje y naturalmente se veía desenfocada. Como muchos otros le extrañó que no fuera cosa de los vidrios sucios o de la niebla y terminó por pensar que había sido desdibujada al nacer, y se quedó tranquilo. Después de todo se había cansado de la compañía que le brindaban las mujeres nítidas. 

CAMI

viernes, 27 de diciembre de 2013

Pocas veces (casi nunca) se hace tarde

Nunca se preguntaron entre ellos que cosas les gustaba hacer a cada uno, pero no era por falta de interés. En realidad era una de las cosas que si les importaba, pero se esmeraban en demostrarlo poco. Había pasado ya más de un año y todas las veces que se encontraban no se dejaban tiempo para hablar, pero al parecer esa era la idea del asunto. Cada encuentro resultaba ser más inesperado y apasionado que el anterior, nunca planearon ninguno de esos eventos ocasionales, ni tampoco conversaban de ello, si podían evitarlo mejor, y por aquella razón, se entendían perfectamente. Ella solía pensar que les gustaba chocar juntos, a Él le parecía un accidente intencionado y ambos disfrutaban de su compañía mutua.

Ella tenía una mirada cautivadora, una piel tersa como una pluma y unos rizos morenos como sombras que le ocultaban su largo cuello. Él era de silueta grácil, tenía una sonrisa resplandeciente, unos mechones rebeldes de color azafranado y una nariz de chiquillo. Aún cuando no lo sabían, ambos sospechaban que no tenían nada en común, por lo que creían ser bastantes diferentes, y en realidad, así era, sin embargo existían instantes que sin darse cuenta de ello, concordaban.

Ella creció en provincia, Él en cambio provenía de la gran ciudad. Ella solía levantarse temprano, mientras que Él dormía hasta que le dieran las una. Ella disfrutaba de la lectura en la tarde, cuando Él ni por accidente cogía un libro. Ella prefería el té negro con trozos de coco y Él un Bacardi. Ella tenía la tendencia a exagerar las historias que narraba y muchas veces las hacía más ocurrente de lo real, mientras que Él era reservado, pero carismático. Ella siempre fue puntual y Él siempre llegó tarde. Muchas veces Él se hundía en su soltería mientras que Ella conocía a jóvenes nuevos, a los cuales no daba mucha importancia. 

Sus amigos le decían a Él que existían muchas flores en el prado, mientras que cuando Él veía a sus amigas, ellas le decían que se lanzara a la piscina y la buscara. Por otro lado, los amigos de Ella le decían que podía estar mejor con otro tipo de sujeto, idealmente alguien como ellos y sus amigas insistían en que Ella era demasiado buena para Él. Pero aún con las opiniones de los otros, ninguno cambiaba la percepción que tenían entre ellos y para evitar molestias, decidieron callarse todo para si. 

Ambos solían pensar demasiado en el otro, no por ello, hacían algo al respecto, probablemente porque padecían de lo mismo: que las cosas finalmente se tornaran serias. Y por tal motivo en sus momentos de profunda reflexión daban espacio para preguntarse qué quería exactamente el otro y sus falsas creencias, los dejaban conformes otra vez. 

Hacía un tiempo que Ella había leído un libro que insinuaba que el alma era dividida en dos, un hombre y una mujer, el cual correspondía a tu otra parte, tal relato explicaba la atracción que existía entre el uno por el otro sin siquiera conocerse bien, pero dicha idea le parecía tan absurda, que sólo se limitó a pensarlo una noche antes de dormir, mientras Él la abrazaba por la espalda. Ambos estaban consciente de la situación que los embargaba. Hoy si, pero mañana no, hasta que encuentren otro hoy. 

CAMI

viernes, 1 de noviembre de 2013

Los noventa y tantos

Aunque escribió ciertamente de muchas cosas, ninguna de ellas fueron sobre mi. Nunca escribió sobre París ni acerca de su ciudad de origen. En los años noventa, época en que nació, surgía también la mini falda y Mickey Mouse, los patines de cuatro ruedas y las trenzas afroamericanas, los caballeros del zodiaco y las zapatillas con luces, Bjórk y los productos marinela, Sailor Moon y el interés por el arte vanguardista de Marcel Duchamp y entiéndase por interés, no como el origen de su arte, sino más bien como el intento de imitar más de una vez sus obras sin buenos resultados. La aparición del ''ready-made'',  de hace varias décadas atrás, lo había marcado, nunca pudo interpretarlo como arte verdadero, ¿cómo podía un baño ser arte? La gente debía de estar loca, pero como no era crítico, su opinión no importaba demasiado. Surgió también la amistad entre Arnold y Gerald y, la de Gertrude Stein y Hemingway, que desató luego su animadversión; situación que por cierto lo hizo reflexionar acerca del apego que le tenía a las féminas, nunca más pasó las noches con la misma mujer. Nacieron también las chaquetas de plástico de colores y los sancks 'Gatolate', el color amarillo y la música techno a finales del período. 
Nunca probó el té rojo y cerraba los ojos cuando me veía, para sentir mi aroma me decía, aunque siempre creí que quizás no deseaba verme, no hasta después de fallecer cuando su cadáver confesó todo, declarando su amor en sus huesos, el cual nunca tuvo el valor de decirme estando vivo y así como, el tiempo no es nada cuando estás vivo, tampoco lo es cuando estás muerto.

CAMI

sábado, 29 de junio de 2013

En teoría

Hace una hora que se prendió la ampolleta del científico inglés, todos los días tiene teorías nuevas que remplazan a las viejas, todos los días según su teoría se despierta con el pie izquierdo que no trae mala suerte. Había revelado que Galileo era un demente y por tal descubrimiento había sido considerado un genio. Tenía una teoría de que los dementes eran genios, retenía unas ganas enfermizas de comerse los anillos de Saturno y por eso sabía que era un demente, pero prefería llamarse a sí mismo mentor. Sus teorías estaban tan científicamente comprobadas como las etiquetas de su suéter que dicen ser 100% algodón. Y extrañamente, por esa cosa de los astros, nunca las hicieron leyes. Ahora último, descubrió que no existiría teoría alguna sino fuera porque el espíritu santo creó primero al teórico (empíricamente confirmado). 

CAMI 

viernes, 28 de junio de 2013

El laberinto

El frío atormentador del congelador erizaba mi piel de pies a cabeza, recuerdo haber estado sacando hielos para su bebida y con ello mis brazos comenzaron a temblar, no lo había notado hasta que Él le hizo mención y se acercó grácil por la estancia para retirar un mechón de mi cabello y rozar sus labios con los míos. Habíamos estado conversando y reíamos bastante. No estaba segura de cuantos vasos tomó aquella noche antes de besarme, pero sospechaba de que no podían ser pocos. Él por otro lado, parecía preocupado, quería que estuviera sobria y aún no entiendo el porqué. Si hubiese estado del todo sobria posiblemente no hubiese ocurrido o quizás no tan rápido. 

Luego de la exaltación, volvimos a sentarnos entre risas, pero por accidente mis largas piernas rozaron con las suyas y tuvo la osadía de acariciarlas con su mano, produciendo que varios impresionados ojos se posaran sobre nosotros. A tal efecto, aparté su mano y para los momentos siguientes, nos fuimos. 

Había escuchado mil y un veces las advertencias de que no debíamos estar juntos, pero les presté tanta atención como a la pelusas de mi bolsillo, quizás porque no había razón que temer. 

Al terminar solos en los jardines, miré la Luna que estaba 3/4 llena y Él sujetó mi brazo para atraerme hacia si y besarme más, pero esta vez lento y pausado. En momentos como aquellos sospecho que no se puede pensar con claridad, de hecho, no se puede ni pensar en absoluto, solo sentir. Recuerdo la forma en que acariciaba mi cabello, era sutil, dulce y delicado. Le sonreí mientras lo hice a un lado para adentrarme al laberinto. Él corrió para alcanzarme como si fuese un juego de niños, en cambio yo estaba maravillada con el laberinto en si, jamás había visto uno más que en las películas y en general, en las películas de terror, por lo que caminaba con sutileza para no perderme y para no perderlo. Cuando quise retroceder ya no estaba, busqué para todos lados pero no logré vislumbrar ninguna sombra, admito que para esos momentos estaba alarmada, imaginaba escenas ensangrentadas de las que no salía con vida.

Me puse a correr a la velocidad de la luz y solo porque no quería encontrarme con estas tres opciones que para entonces podían sobresaltarme y definitivamente llevarme a la tumba: A) encontrarme con el asesino, B) ser asesinada por sorprender al asesino o C) tropezar con el homicidio. De estas tres variables, estaba segura de que había un homicidio, habría un homicidio o se estaba presenciando un homicidio ahora mismo. 

Cuando me encontró, estaba pálida como un fantasma, pero Él entrelazó sus manos con las mías para estirarlas hacia el cielo y en un acto cliché, pero de ternura me dijo que le había robado el corazón y que esperaba con ansías robarme el mío también. 

Arañé, protesté y chillé, pero todo intento de huir fue en vano, me tendió en el césped manchado de sangre como si estuviese dormida mientras Él se iba con mi corazón en la mano. 

CAMI

sábado, 13 de abril de 2013

Hormigas

No importa que tan grande pueda verme algunas veces siempre termino siendo más pequeña que una hormiga. También lo son todos los demás. No es necesario mirar las estrellas para dar cuenta que giramos en la órbita del complejo sistema del universo. Actualmente creo ser ignorada dos o tres veces al día; en el supermercado, en las filas, en los pasos de cebras y por sobretodo, en los cruces de calles. 

En las calles siempre funciona bien el poder de la invisibilidad; a la espera del cambio en el semáforo, estoy yo y unos cuantos rostros desconocidos, cada quien en lo suyo. Previo al cruce o el enfrentamiento definitivo con las bestias, me detengo a observar cuantas bolsas, carteras y sacos están apunto de golpearme, esperando que sólo unos pocos tropiecen conmigo o más bien yo con ellos. Cuantas personas tan interesadas en sus asuntos serán las que no alcanzan a notar que estoy ahí también, cruzando como todos, esquivando bolsas, esquivando hombros, esquivando empujones. Será una carencia de algo o una abundancia de ése algo que los convierte en unos desprendidos del mundo que no logran percibir, ni contemplar y menos sentir. 

El tiempo no siempre está para esa mente que piensa demasiado. Desde que entendí que pintar vacía la mente cada vez pinto más tiempo. La mayoría de las veces lo hago en mi habitación, una estancia de veinte pies de longitud, que equivalen a seis metros, medidos por mi misma, con un ancho de diez pies o tres metros; dos ventanas, una de ellas da a la nada, al vacío mismo y la otra directo a la vista de otra pieza, una pieza vecina de mi vecino, mitad hombre, mitad niño, un adultoscente. Los detalles son mi felicidad, demuestran ternura y dedicación, en la pintura muestran lo que no se ve en el todo. Algunas veces los detalles se me van, pero sospecho que me buscarán por ellos mismos. Y al final cómo cansa ser hormiga todo el tiempo. 

CAMI

jueves, 28 de marzo de 2013

Sin esconderse

Nadie notó jamás que detrás de toda esa ternura, de esas ondas casi perfectas, de esa risa chistosa, de esos dibujos de pájaro, se callaba una soledad profunda. 

No se trataba de disimulación ni de tristeza, ni ella misma sabía bien que era, en realidad estaba segura de ser una persona bastante feliz. Solo en las noches de intenso silencio florecían pensamientos que no la dejaban conciliar el sueño y por desgracia, brotaban lágrimas ligeras que recorrían su cálido rostro. 

Una pequeña chispa , casi imperceptible al ojo humano, estaba creciendo. Una noche la joven angustiada despertó con los ojos hinchados, como si hubiese estado llorando dormida. Su respiración estaba contrariada, sus latidos agitados y la garganta le impedía emitir sonido alguno, se estaba asfixiando. De pronto comenzó a toser, cada vez más rápido y con más fuerza, como si todo el día fuera a salir de ella, tosió como si ya nada le quedara, como si fuera inútil, tosió sin miedo y sin angustia, en realidad no había nada que perder, tosió hasta que una pepa tras otra fueron saliendo de su boca. Nunca supo cuantas pepas salieron ése día, pero debían ser varias. Estaba colorada, sudorosa y perpleja, había crecido una sandía en su vientre.  

CAMI

domingo, 10 de marzo de 2013

Dormir chueco

Cayó muda y sombría la noche, de esas que tanto detesta la gente, porque prefieren el vocerío de cada mañana, esa misma gente que al día siguiente amanecen con ojos deshinchados y fingidas sonrisas, como si se tratara de un juego. 

No tengo ánimos para escribir, pero lo hago de todas formas, en la radio se escucha la tediosa mezcla de reggae y hip hop, popularmente conocido como "reguetón", nada que valga la pena escuchar realmente, sería mejor oír algo diferente, quizás una banda francesa como Nouvelle Vague. Aveces me gusta escuchar música antes de dormir, evita que mi cabeza de vueltas e imaginé escenas que no puedo controlar. Algunas veces me gustaría que fueran predicciones, otras veces no. Hay momentos en que hago un "check list" con ciertas cosas que pretendo hacer en el futuro, cosas que se quedan en el futuro y jamás son tildadas. 

Hay otras veces que revivo situaciones pasadas placenteras y desagradables, la mayoría desagradables (no tengo dominio de las recreaciones de mi cerebro). Las "malas" se caracterizan por encontrar las fallas y terminar con finales felices y cuando no, se producen batallas bárbaras de las que me despiertan de un salto. 

Sólo cuando estoy dormitando no estoy pensando en nada realmente, el vacío solo dura segundos (o es lo que creo que dura), luego despierto sobresaltada recordando los últimos momentos "yo cayendo en un hoyo negro". Dicen que cuando uno salta de golpe es porque el alma no pudo acomodarse del todo cuando trató de volver, quizás tengo mi alma chueca y no lo he notado. Si mi alma en realidad sale de mi cuerpo y lo que sueño es lo que salió a hacer mi alma, espero que su próximo viaje sea en Hungría, o tome un tren de Londres a Ámsterdam, espero que sepa pescar y tocar violín, espero que conozca más almas o a su alma gemela, espero que sea blanca y no saber después que es gris casi negra.  

Todas las noches cuando miro la pared mis pensamientos escapan y no sé por donde y no sé porque, creo que es un "porque sí". Debe ser donde en el día uno solo piensa pero no repiensa y en la noche hay muchos repiensos. Y todas las mañanas  el cubrecama aparece por los suelos y amanezco con dolor de hombros que se alivian luego de unos minutos. Supongo que duermo chueco o que tengo un alma parrandera. 

CAMI

miércoles, 27 de febrero de 2013

Pensar con ritmo

Alguna vez hubo alguien, quien no era nadie, estaba muy lejos de ser listo, brillante y carismático. Ése era yo y cuando tome unos cuantos vasos de tequila (y quién sabe cuantos son) entenderé lo que significa ser alguien como yo. No es la primera vez que me tratan como un completo extraño, cualquier humano sensato se sentiría ofendido, quizás también debería, pero tal trivialidad es tan perturbadora y compleja como la pelusa de mi ombligo, además la música electro está chispeando. Sí, "chispear" mi nueva palabra cliché para los estrépitos momentos bienaventurados. Podría acostumbrarme al vocablo regular que emplean las queridas multitudes, sí podría. Incluso podría acostumbrarme al ajetreo de brazos y piernas, a la respiración contrariada y a la sincronización de movimientos con música. Algunos humanos sacuden sus cabezas para estar más wendi, otra expresión más de mi palabrerío. Quizás también podría hacerlo y ser aún más wendi. No estoy seguro de cuantos vasos había tomado para besar a la grácil joven de peluca púrpura cuyas manos rodeaban mi torso, pero sospechaba de que no podían ser pocos. Ella por otro lado, parecía preocupada, quizás quería verme sobrio o quizás mis palabras infortunias no le habían agradado del todo, nunca he sido bueno con los diálogos: "alguna vez hubo alguien, que no era nadie. Alguna vez hubo algo, que no era ni brillante ni lujoso, solo perfecto. Y alguna vez hubo amor en vez de prudencia", quizás solo debí quedarme callado. 

Mis pensamientos siempre cobran vida más de lo habitual. 

CAMI.

domingo, 17 de febrero de 2013

Negociar para no matar

Me temo que tener juicio está sobrevalorado.

Asesiné a la mosca con mi técnica mortal. Nunca había resultado con tanta naturalidad, podía considerarse casi como una hazaña, pero aún así no podía dejar de sentir que había obrado mal. Tras la culpa, la técnica mortal había sido un éxito, el pequeño insecto ya no tenía fuerzas para enfrentarme y aunque por muy débil que se viera ahora, nunca fue una santa mariposa (de hecho nunca fue una mariposa), como de costumbre había estado fastidiando mi hora de lectura. 

La segunda vez que fui interrumpida por una mosca, tuvo el decoro de posarse en la ventana y no en el libro como la anterior, pero de igual forma la maté. Fue su zumbido lo que me hizo hacerlo. Las moscas nada saben de silencio y después de todo, yo estaba en la biblioteca y garanticé la permanencia de silencio.

Después de haber acabado con la decimotercera decidí que no podía seguir ejecutando insectos de esta forma, a estas alturas la técnica mortal era más que un éxito, era una obra de criminal, seguramente Pepe John, uno de los criminales con más muertes el año pasado, estaría orgulloso. Esperé que la decimocuarta llegara. Cuando llegó esta se posó en el libro tal como lo hizo la primera y me miró. No había ideado ninguna clase de plan, creo que no había necesidad, la observé unos segundos y noté que estaba atónita. Decidí contarle sobre la sangre que había en la ventanas, cortinas, el libro, la mesa y mis manos. Para cuando ya había terminado la mosca temblequeaba del susto, pero yo no iba a matarla, quería negociar. 

Negocié acerca de mi tranquilidad y ella negoció de los vuelos seguros sin la necesidad de derramar sangre. Ambas acordamos, pero cuando chocamos los puños, el mio la aplastó por completo acabando con la decimocuarta. Esta vez si había sido un accidente. 

CAMI

domingo, 6 de enero de 2013

Flowers

La combinación de aromas la había dejado sin habla. 

La fragancia de su perfume, las flores en la mesa de esquina y los macarrones sumergidos en el agua caliente, la estaban tentando a algo que parecía inevitable. Quería besarlo. Ninguno había dicho una palabra desde que Él apoyara su fría mano en su hombro, Ella estaba observando el sillón en el que se encontraban sentados, era realmente cómodo, el silencio continuaba en la sala y se hacía insoportable para ambos. No quería parecer que estaba perdida en sus pensamientos, por lo que lo miró sin apuro, pero ahora era él quien parecía estar en el vacío; qué estará pensando se preguntaba Ella. Tal incertidumbre le impedía tomar la iniciativa, la sensación de angustia disparaba una serie de preguntas que no la calmaban en absoluto, se estaba echando para atrás, estaba huyendo de sus impulsos, pero le sonrió, dijo que iría a ver los macarrones, acabando el momento. 

Jamás se había dado cuenta de lo bonita que era Ella, lo había pensado otras veces, pero nunca en detalle, menos detenerse en tal cosa, mientras escuchaba sus historias alegres, Él se permitía mirarla y cautivarse con ello. De pronto notó el inmenso silencio que atestaba la sala, había apoyado su mano en su hombro y la miró. Fue un acto involuntario, pero se sentía incómodo. No tanto porque no quisiera tocarla, sino porque le preocupaba ser rechazado por Ella, estaba sonrojado. Sentir el aroma de las flores no lo tranquilizaba para nada, la tentación era grande y no podía creer que se estuviera reprimiendo por sus estúpidos pensamientos y sus estúpidas dudas. 
No estaba seguro de qué debía hacer, estaba siendo tímido y quería romper con el silencio infernal pero no hallaba el cómo, quería acercarse, quería abrazarla y besarla, pero parecía tan distante estando tan cerca, que le era imposible. De pronto, Ella rompió el silencio primero, le dijo que iría a ver los macarrones, Ella se había marchado con su oportunidad, era un torpe y lo sabía. Aunque podía intentarlo yendo hacia ella, le parecía que no sería tan perfecto como pudo haber sido, porque perdió el momento. 

Observó la pequeña mesa marrón donde se apoyaban las flores, le asustó creer que ellas habían presenciado tal escena y que lo miraban ahora derrotado. Se puso colérico con ellas, aunque la idea de irritarse con unas flores le pareció tan absurda que desistió casi de inmediato. Las miró nuevamente pero las flores se habían marchitado. 

CAMI.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Escondrijos entre disfraces

Todo estaba como boca cerrada, sin embargo no le temía ni al silencio ni a la oscuridad y por ello, no podía ser un problema mayor. Lo que parecía inquietarle era no salir nunca de su refugio que resultaba ser tan cálido como para tumbarse en él y dejarse morir, asunto que preocuparía a cualquiera. Bueno, a cualquiera que fuese sensato sin una vida desdichada e instintos suicidas.

El muchacho pretendía seguir soñando, estaría aún dormido si no hubiese sido por el extraño hedor. Un hedor que desagradaría a cualquiera. Al abrir los ojos el lugar seguía teniendo un aire familiar, pero el hedor permanecía intacto, en un recóndito lugar debía de estar descomponiéndose algo, quizás se trataba de una manzana, no era la primera vez ni la segunda que le pasaba. Una oscuridad profunda  atiborraba la habitación, era imposible visualizar bien las cosas, pero recordaba haberse dormido después de las múltiples cenas que se ha dado este último tiempo en su dormitorio o "refugio" como le gusta llamarlo. Si es verdad, el muchacho había estado siendo un completo antisocial, hasta él lo pensaba de vez en cuando, pero nada le agradaba más que esconderse entre las sábanas. 

Había un problema, quizás el hedor implicaba algo mayor que la descomposición de una fruta, quizás se trataba de un ratón debajo del polvo y los calcetines sucios. Era probable, pues él sabía que no había limpiado desde el Lunes pasado y eso conllevaba a una rebelión de arañas y telarañas por todos lados. 

Si efectivamente era un ratón no podía permitirse caer en la desesperación, hizo una pausa y trató de no dormirse, pero le fue inevitable. Cuando despertó por segunda vez el oculto y escondido hedor se había delatado. Recordó su ausencia en la madriguera y el desastre que se encontró a su regreso, los olores aún quedaban. Se sintió apenado por ser un humano por tan poco, aunque se tratara de una ilusión el disfraz no fue suficiente y la madriguera tampoco, pero tenía buenas zanahorias para aguantárselas un rato. 

CAMI.

martes, 18 de diciembre de 2012

Soy una hipérbole

Sentirse amenazado por esos acertijos que la razón dicta como correctos resultan ser cada vez más latentes. Es inusual que no titubeara desde un comienzo, no por ello imposible, mi prioridad se dirige al sentir más que al pensar. Sufro de una discordancia que no sé resolver.  El tiempo no me habla y se cerraron las puertas de la fuga. El seguir no es el problema, el final lo es. Lo conozco, lo he visto otras veces más de lo que hubiese deseado. Indiferencia y desamor, el viaje va hacia allá. Sentimientos intensos pero fugases. Esta vez depende de la razón, parece extraño, pero el sentir no tiene nada nuevo que enseñarme. Soy una hipérbole, una exageración. No tengo identidad por mi misma más que la de una figura literaria que está para adornar la situación. 

CAMI.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Vía insegura

Fueron cientos de mensajes, miles de palabras y millones de pulsaciones. Teclas que al final acumularon horas invertidas. El tiempo se hizo presente en dos dimensiones, la real y la no tan real, las mismas dimensiones de las cuales cuestioné su existencia. ¿Había una tal "realidad"? 
Lo real si es que efectivamente existía me parecía rutinario y difuso, si aquél cosmos se tratara de ficción, probablemente hubiese dibujado un país de las maravillas para mi misma, un tanto egoísta. Por el contrario, lo no tan real fue inesperado, resultó ser el empujón diferente al diseño de todos los fines de semana y como todo acto inesperado lo seguí.

Jamás me he permitido caer en lo que sigo, sin embargo mi obstinado ser lo hace de todas formas. Dudo de las respuestas incorrectas y a quedarme vacía en el interior. Qué pasaría si caigo en una ilusión que acarrea desilusiones y con ello me consumo de a poco hasta apagar por completo ese motor.

Si se tratase de ficción me temo que no escogería nada, no tendría por qué hacerlo. Si aquella realidad realmente existiese yo sería feliz.

CAMI. 

jueves, 29 de noviembre de 2012

Desorden

Cuando mi mente está hecha no sé sentir, ni pensar y menos actuar. Se esperaría que como todas las cabezas   hechas la mía fuera ordenada, sin embargo hallamos lo contrario, tal desorden, mi desorden, me lleva a no saber absolutamente nada más de lo que puedo encontrar en los libros. Suelo coexistir con el desorden a diario, nutrirlo con ideas nuevas y confundirlo cada vez más. Pensamientos mezclados es lo único que deja, desearía que dejara aunque sea un recuerdo de cortesía, después de todo es una visita frecuente. Hay veces en que todo parece perfecto, mi mente está libre de ese circo escandaloso y mis ambiciones se hallan nítidas. Hoy no es ese día, pero por más extraño que parezca estoy satisfecha, incluso feliz, quizás el desorden nunca fue dañino, quizás sólo confunde pensamientos y deja libre el paso a las emociones que actúan como si tuvieran vida. 

CAMi.